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14 may 2009

DISEÑADOR FATAL

En los últimos días, algunos vecinos admiradores de mi obra gráfica por más de 60 años en la prensa cubana me escribieron extrañados de la cubierta del tabloide “Campesino” publicado en la última edición de este blog con motivo del Primero de Mayo y del Centenario de Lenin en aquel entonces.
Es lógico, la publicación sólo circuló entre los miembros de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), además, rara vez incursioné como diseñador en la especialidad del cartel político, y las veces en que lo hice, fue con no muy buena suerte.
La íntima satisfacción del artista es la propia acción de realizar la obra. Claro que el reconocimiento de la misma es un motivo de retribución espiritual adicional, aunque no determinante.
Me explico:
Como resultado de la Conferencia Tricontinental celebrada en el hotel Habana Libre, se creó la Organización de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina, (OSPAAL), para la cual el compañero Miguel Brugueras, funcionario de la institución, me solicitó colaboraciones pues hasta ese momento no contaban con un diseñador para tales fines.
Entre ellas estuvieron la historieta sobre Vietnam titulada “Johnny As”, publicada en el Núm. 15 de la revista “Tricontinental”, y el que sería el primer cartel político con el tema de la discriminación racial en los Estados Unidos, inspirado en el documental cinematográfico “NOW” de Santiago Álvarez. Acometí la tarea con el beneplácito del solicitante, ya que utilicé un mínimo de recursos en el menor tiempo posible. Debo aclarar que, por aquella época nuestro romanticismo revolucionario nos movió a trabajar de forma honorífica y en este caso sin siquiera firmar la obra
.
Años después, con motivo de un congreso, participé con mi obra en una exposición colectiva, ocasión en que desapareció el original sin poder descubrir al depredador. Por suerte yo guardaba una copia que inmediatamente mandé a imprimirla a tamaño original.
En la segunda edición de la revista “Arte Cubano”, 1996, bajo el título de “Una poética gráfica” y firmado por Nelson Herrera Ysla, apareció un artículo ilustrado con el cartel “NOW”, editado por la OSPAAL en 1967, dándosele crédito autoral al compañero Alfredo Rostgaard.
El asunto fue ampliamente aclarado en su momento con la OSPAAL y con su diseñador histórico Rostgaard, quien reconoció que no había intervenido en aquel primer trabajo. En ese momento respiré satisfecho.
Sin embargo, lo peor vino después: En el catálogo de afiches de la OSPAAL, coeditado por la Tricontinental y la Editora Il Papiro de Italia, se reprodujo dicho cartel en la página 117 con el siguiente pie de foto:

Título: NOW,
Autor: Jesús Forhans.
Off set. 39 x 50 cms.
Año 67.
Ante la reincidencia me vi forzado a actuar. Ya eran muchas las sorpresas y ante tantas inexactitudes y desvaríos me dirigí a las Oficinas del Derecho de Autor para poner las cosas en claro y certificar la paternidad de ese “Now” antes de que sea “Late”.

Veamos otro ejemplo de mi fatal incursión en el campo del afiche político, pero antes quisiera felicitar a la Casa de las Américas al arribar a sus 50 años de fundada por la compañera Haydee Santamaría.Los once artistas cubanos que aparecen en este catálogo, participamos en el II Encuentro de Plástica Latinoamericana.
Como acuerdo nos comprometimos a que en cada país de los allí representados se recordara el quinto aniversario de la muerte del Che en Bolivia con iniciativas propias. La parte cubana realizó una carpeta con una serigrafía de cada autor, la que se distribuiría convenientemente en 1972.
Veinticinco años después, al conmemorarse el 30º. Aniversario de la caída del Ché, la propia Casa de las Américas organizó una exposición gigantesca en el Pabellón Cuba con obras provenientes de todas partes del mundo, a la que fui invitado.
Allí recibí la gran sorpresa pues asistió también el Dr. David Kunzle, profesor del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de California, quien había realizado una monumental recopilación iconográfica del Che que circulaba por las instituciones de altos estudios de todo el planeta. Alguien me había informado de que en dicho libro mi obra, que en esta ocasión sí fue firmada, era atribuida
por error al artista de origen cubano Alberto Blanco, residente en Nueva York.
Aproveché pues la presencia del destacado profesor para delante del cuadro en cuestión, mostrarle que, ni por la firma allí plasmada, Blanco-72, ni por la juventud de la persona que aparecía en el catálogo, este podía ser el autor del cartel.
Ante tamaña sorpresa, el Dr. Kunzle me aseguró que había sido mal informado y pidió excusas asegurándome que sería rectificado dicho error.
Meses después recibí por correo postal el voluminoso libro, cuya carátula reproducimos, así como la página 114, donde aparece el afiche en cuestión, en cuyo pie de foto impreso se la atribuye la autoría al Sr. Alberto Blanco mientras que,
tachado con bolígrafo, y como única enmienda ¡se le sustituye con letra manuscrita, por el mío!
Han pasado otros doce años del incidente... Pero dudo que en las bibliotecas de las altas casas de estudios donde haya llegado el libro aparezca la rectificación hecha a mano por el preocupadísimo profesor universitario.
¡SI ESTO NO ES SER UN DISEÑADOR FATAL, QUE VENGA ALGUIEN Y ME LO DIGA!

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