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6 dic 2010

UN MAESTRO HABLA DE LA HISTORIETA.

Tal vez sin proponérmelo, en cierta ocasión me ocurrió algo que, con el tiempo considero trascendental en mi vida. Fue la primera y única vez que me vi en un aula, mesa por medio, compartiendo más que dictando clases sobre una materia determinada. Y es que tanto mi colega Manuel Pérez Alfaro como yo, nos considerábamos sólo como facilitadores en el Taller Permanente de Historietas convocados por las UPEC en la década de los años 80 del pasado siglo.

Y les cuento:

La creación de publicaciones especializadas de este género gráfico por la Editorial Pablo de la Torriente, desde sus inicios el 12 de diciembre de 1985, chocó con la precariedad profesional existente en los cuadros, reprimidos por causas diversas, entre ellas, el carácter cíclico de sus publicaciones periódicas para todas las edades, y la reducción de los espacios en la prensa cotidiana al desaparecer la publicidad en comparación con la abultada cantidad de páginas que ofrecía la prensa burguesa de antaño.

En el caso de la historieta con varias viñetas, más que en la caricatura o “gag” humorístico en una sola imagen, la situación era mucho más aguda por su mayor extensión; provocando el éxodo de sus profesores.

Sin embargo, los lectores se contaban por miles. Aficionados capaces de llevar a la práctica tanto los guiones, como los dibujos existían como diamantes en bruto. Y el hecho de poder contar historias de forma amena resultaba atractiva, pero… siempre hay un pero… Nosotros como editores, llegamos a la conclusión de que para poder llevar a la práctica publicaciones con frecuencia semanal o quincenal, y llenar sus espacios con material idóneo, requería y debíamos proporcionarle a esos jóvenes valores, la técnica necesaria. Así surgió dicho taller.

En aquellos balbuceantes inicios tuvimos la suerte de que algunas personalidades de la cultura nos apoyaran, entre ellos el maestro Raúl Ferrer, avalado por su trayectoria indiscutible como pedagogo y poeta, quien fuera además vice coordinador de la Campaña de Alfabetización, Viceministro de Educación, y Presidente de la Campaña Nacional por la Lectura. Aquí lo vemos sentado durante una entrevista, mientras yo espero cruzado de brazos al fondo. Pues bien, dejemos que sea él mismo quien nos hable del tema, en una entrevista que le hiciéramos en la Edición número uno del quincenario “El Muñe” en 1988, y cuyo título nos sirvió para encabezar precisamente esta semblanza.

En aras de la brevedad, solo publicaremos algunos aspectos de la misma dada su extensión:

“…Creo una necesidad utilizar la historieta por su fuerza didáctica y por el gusto que despierta en la niñez y la juventud…Completa más la formación científica, técnica, y pedagógica; y proporciona cierta diversidad que la saca un poco de la monotonía de los mismos temas de la aventura por la aventura…”

--Al preguntársele sobre nuestras deficiencias, dijo:

“…No debo ser yo, sino ustedes los que la deben tener en cuenta, sobre la marcha, en un trabajo colectivo y crítico, donde vayan lavándose toda una serie de deficiencias pequeñas; por ejemplo, el recargamiento de las figuras, que en una historieta siempre es negativo por lo confuso…Pero para eso hay tiempo. Está la vida por delante. La historieta donde no debe ser defectuosa es en los contenidos, y ahí es donde ustedes están bastante bien…”

--¿Y desde el punto de vista estético?

“…La historieta, con su aparente liviandad y ligereza tiene una gracia que no puede soslayarse. Por ejemplo, a mi me preocupa mucho dónde está el texto, ¿en qué lugar se coloca el texto o el diálogo? Pero no sabría decir, porque hay toda una experiencia de parte de ustedes que saben hasta dónde va sicológicamente situado… Recientemente tomé no sé cual de las que ustedes publican, compré unas cuántas, las repartí y.. ¿saben cuál fue la experiencia que tuve?... pues que a todo el mundo le gustó aquello y que no hubo nadie que me las devolviera. A todo el mundo le gustó como si fuera un merengue…”

¿Qué le aconsejaría a un autor que se dedique a hacer historietas?

“…Un autor de historieta no puede ser solo el que haga unos muñequitos muy bonitos, sino que acompañando eso, completando eso, tiene que tener todo un sentido imaginativo, de verdad trascendente en cuanto a las opiniones que expresa, debe tener la virtud de saber narrar…Y el que está leyendo, supongo yo, tiene la obligación de mirar y leer, leer y mirar la imagen. Y esa condición dual tiene que estar de tal manera preparada para que el interés no decaiga, pasando del dibujo al texto y del texto al dibujo. O sea, que exista entre ellas un equilibrio..”.

¿En qué manera la historieta puede ayudar a formar hábitos de lectura?

“…La lectura de historieta debe pretender, y creo que lo logra, que las imágenes no dañen el hábito de lectura, sino que lo estimulen, y creo además, que la imagen es una forma de aprovechar una manifestación del arte para introducir las motivaciones en las cosas… La historieta tiene otra condición; esa de llegar, de popularizarse después que el artista trabaja en ella. Eso le da también a la historieta un alcance que no tiene el libro. Es más popular, es más penetrante, llega más al pueblo… Recuerden que nunca una obra de arte es ella sola. La obra de arte es ella más el que la contempla o disfruta. Entonces el hábito crítico sobre la obra de arte, da calidad al sujeto que la disfruta, para a su vez, disfrutarla mejor. No tengo dudas en lo que estoy diciendo…”

Hasta aquí una sucinta reproducción de aquella histórica entrevista que titulamos “Un maestro habla de la historieta” y en la cual calzamos el trabajo con la caricatura personal de Raúl Ferrer, quien aparece allí con un libro en la mano, cuyo título nos da pie para otra semblanza que conocerán en una próxima edición de este blog con motivo del Día del Maestro. ¿Y qué es QTATA al cuadrado? (Vea el próximo capítulo)

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