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20 ene 2013

A ZUMBADO LE ZUMBA




Hay frases en Cuba que llegaron para quedarse, una de ellas es: “La última carta de la baraja”; otra “El secreto del jaibol está en la liga”. Ambas serán, utilizadas como bastón de apoyo a esta descarguita.
El verbo zumbar no es precisamente–la última carta de la baraja--del diccionario; otros cuatro lo siguen hasta el final por ese orden: Zunchar, zurcir, zurrar y zurrir. Zumbar significa cuchichear, ronronear, tararear y matraquear entre otra docena de acepciones. Pero el verbo en pasado puede ser mucho más que eso, por ejemplo ZUMBADO—así, en mayúsculas—es el primer apellido del colega Héctor, popularmente conocido por Zumbi, o el Zumba, del cual no se puede ni se podrá hablar en pasado. En tal caso, él sería --la última carta de la baraja-- si se tratara de carta oro o carta blanca.
Lo cierto es que, nacido en La Habana en 1932 de padres emigrantes, heredó genes nómadas y en su adolescencia se convirtió también al trotamundismo.
Aburrido de tantos multioficios trashumantes, quiso el destino que en su regreso a Cuba se tropezara con Juan Ángel Cardi, otro que bien bailaba en la carretera. La publicidad los unió en la firma Fergo-Arregui, para demostrar lo enunciado al comienzo, con aquello de que el secreto del jaibol está en la liga.
En este caso se trataba de un mejunje especial mezcla de ingenio  gracia, herejía y desmitificación etílica con gotas de marrasquino para darle color; por suerte para todos nosotros, seres sanos y normales quienes podíamos disfrutar sobriamente de sus dolencias: Ambos eran incurables curdópatas y padecían de humorragia congénita.

Conforme la providencia los unió primero, compromisos laborales los condujeron por caminos diversos. De ello Zumbado escribiría en cierta ocasión “El Cardiway”.
A cada rato se reencontraban casi siempre alrededor del círculo vicioso que dejaba la huella etílica del vaso sobre el mostrador. Pero regresemos al presente de Zumbado mientras recordamos el pasado del verbo zumbar.
En la próxima Feria del Libro se presentará el libro “Un zoom a Zumbado” una simpática antología a cargo de Antonio Berazaín (Bera) que recomendamos de todo corazón y cuya portada reproducimos  para que vean que hijo de gato caza ratón, pues la ilustración es de su vejigo, el harmónico Adrián Berazaín Azcuy.
De ahí que el Bera se anota el primer punto cuando, siguiendo las pautas del maestro escribiera un gracioso “prílogo” a esta edición. La sustancial recopilación es además un homenaje a quien le subió la parada al Quijote cuando sentenció: “…En un lugar de la Cancha…” al inventor del vector “Asere Aegypty”, o quien bautizara al peor de los cataclismos como “cagástrofe”, amén de buscarse numerosos problemas mientras el “sinflictivo” dormita a pierna suelta, entre otras “riflexiones” que hacían las delicias dominicales a los lectores de JUVENTUD REBELDE..
Mi intención es recomendar a las nuevas generaciones que se lean el libro, porque a mi tampoco me gusta que me cuenten la película. Y a los “viejos” que no se pierdan la oportunidad de refrescar la memoria. En cuanto al encargado de reciclar todo este coctel, puedo agregar que es digno del maestro Zumbado y para dar fe de ello, los invito a leer la anécdota que nos regala el Bera a continuación:
Quisiera terminar con una anécdota personal. En marzo de 1996 asistí a una actividad en la UPEC en la que sería agasajado Zumbado, concretamente con el Premio Marcos Behmaras, merecido por la obra de la vida. Entonces, me decidí a hacerle un modesto homenaje. Nada mejor que redactar algo para ser leído en esa ocasión. (…) Como la inspiración no llegaba y ya era inminente el día en cuestión, consulté algunas revistas y periódicos.(…) Al fin encontré un trabajo en el que se hablaba del conocido músico Adalberto Álvarez y que decía así:
“…En estos días todos comentan el trabajo realizado por el destacado sonero cubano Adalberto Álvarez, por lo que conviene hacer un recuento de su obra.(...) Desde joven se interesó por el son, y en la escuela, en los actos, llamó la atención por su interpretación de “EL son de la loma”, y otros sones clásicos. (…) Formó parte de agrupaciones importantes, entre ellas, “Son 14”. Recordemos de esa época creaciones como “Sonero soy”, “El son de la madrugada” y otras.(…) Posteriormente fundó la banda Adalberto y su Son, llevando al son cubano a planos estelares, para ganarse con justeza el sobrenombre de “El Caballero del Son” (…) Por eso estamos seguros, que mientras exista gente como Adalberto, se hace válida la frase de que en Cuba, señores. ¡El son no ha muerto!...”
A continuación en el libro Berazaín repite el texto que hemos subrayado en negritas, efectuando los cambios oportunos y con ello lograr la efectividad del mensaje. Para no extendernos mucho, solo hemos marcado las palabras  que merecían sustitución: Adalberto por Zumbado y Son por ron. Léanlo de nuevo reemplazando mentalmente lo subrayado y verán el resultado de éste ejercicio interactivo.
Las felicitaciones, por favor para el Zumbi y el Bera.

BOLIVAR EN MARTI


En la Feria Internacional del Libro de La Habana, 2006 presentamos el libro “Bolívar en Martí” en versión de historieta debido a la autoría de mi hijo Francisco Blanco Hernández y yo, con el mismo nombre apellido.
(Una reproducción de la portada aparece en el bajante permanente de este blog en la columna de la derecha).
La premura por entregar los materiales a la imprenta provocó errores en su factura que pasaron inadvertidos para la mayoría, pero los autores no quedamos satisfechos, solicitando una nueva edición corregida, lo que no se ha podido materializar por razones ajenas a nuestra voluntad.
En estos días, al acercarnos al 160º. Aniversario del Nacimiento de nuestro Apóstol José Martí, pensamos que sería oportuno reproducir parte de la selección que hicimos del verbo martiano como apoyatura a las ilustraciones para fundir en un abrazo el legado de ambos próceres.
Las sobrecogedoras noticias sobre la salud del Comandante Hugo Rafael Chavéz Frías, que entristecen a cubanos, venezolanos, latinoamericanos y personas de buena voluntad en el mundo entero, nos motivan a recordar esos vínculos, hoy más necesarios que nunca. El mejor homenaje a héroes de la estatura de Bolívar, Martí, Chávez y Fidel es unirnos en la veneración de sus luchas y seguir sus ejemplos.
He aquí algunos pensamientos martianos que sirvieron de hilo conductor a la puesta en el papel y sus respectivas ilustraciones:
…Cuentan que un viajero llegó un día a Caracas al anochecer, y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se iba adonde estaba la estatua de Bolívar. Y cuentan que el viajero, sólo con los árboles altos y olorosos de la plaza, lloraba frente a la estatua…
Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía. En América no se podía ser honrado, ni pensar, ni hablar (…) Un hombre solo no vale nunca más que un pueblo entero, pero hay hombres que no se cansan cuando su pueblo se cansa, y que se deciden a la guerra antes que los pueblos, porque no tienen que consultar a nadie más que a sí mismos (…) A los sietemesinos solo les falta el valor; los que no tienen fe en su tierra son hombres de siete meses, porque les falta el valor a ellos se los niegan a los demás…

Lo habían derrotado los españoles; lo habían echado del país. Él se fue a una isla, a ver su tierra de cerca, a pensar en su tierra (… ) Es la hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes (…) Unos cabalgan por el llano y caen al choque enemigo como luces que se apagan  en el montón de sus monturas... Otros, diente al diente nadan con la bandera a flor de agua por el río crecido…Otros, como selva que echa a andar vienen costilla a costilla con las cabezas… Otros trepan un volcán y les clavan en el belfo encendido la bandera libertadora…

Pero ninguno es más bello que un hombre de frente montuosa, de mirada que le ha comido el rostro, de capa que le aletea sobre el potro volador, de busto inmóvil en la lluvia de fuego o la tormenta, de espada a cuya luz vienen cinco naciones-(…) Un negro generoso lo ayudó cuando ya no lo quería ayudar nadie. Volvió un día a pelear con trescientos héroes, con trescientos libertadores

Los generales peleaban a su lado con valor sobrenatural. Era un ejército de jóvenes. Jamás se peleó tanto, ni se peleó mejor en un mundo por la libertad (…) Más bello que nunca fue en Junín, envuelto entre las sombras de la noche, mientras que en plácido silencio se astillaban contra el brazo triunfante de América, las últimas armas españolas…
Pasó el páramo y revolvió los montes, fue regando de repúblicas la artesa de los Andes y cuando detuvo la carrera, porque la revolución Argentina oponía su traba colectiva y democrática al ímpetu boliviano, catorce generales españoles, acurrucados en el cerro de Ayacucho, se desceñían la espada de España (…) Otro peligro corre acaso Nuestra América que no le viene de sí, sino de la diferencia de orígenes, métodos o intereses entre los dos factores continentales (…) y es la hora próxima en que se le acerque demandando relaciones íntimas un pueblo emprendedor y pujante que le conoce y desdeña (…) ¡Oh, no! En calma no se puede hablar de aquel que no vivió jamás en ella: ¡De Bolívar se puede habar con una montaña por tribuna, entre relámpagos y rayos, con un manojo de pueblos libres en el puño y la tiranía descabellada a sus pies…
¡Pero así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo, sentado en la roca de crear, con el indio al lado y el haz de banderas a sus pies (…) y así está él calzadas las botas de campaña, porque lo que no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy, porque Bolívar tiene que hacer en América todavía…
Quien tenga patria, que la honre; y quien no tenga patria que la conquiste; estos son los únicos homenajes dignos de Bolívar (…) Hagamos por sobre la mar, a sangre y cariño, lo que por el fondo de mar hace la cordillera del fuego andino. ¡Los flojos respeten, los grandes adelante! ¡Ésta es tarea de grandes! (...) Así, de hijo en hijo, mientras América viva, el eco de su nombre resonará en lo más viril y honrado de nuestras entrañas…

AMORES EN ACEITE DE OLIVA


La Feria Internacional del Libro (Habana 2013) Está como quien dice, a vuelta de página. En un trabajo anterior nos referimos al libro que realizamos para la Feria del 2005 a cuatro manos entre mi hijo, del mismo nombre, y yo, titulado “Bolívar en Martí”. (Ver portada en el anuncio del bajante a la derecha).
Ahora quisiéramos abordar otra propuesta de la misma Editorial Pablo de la Torriente, donde participamos no dos personas sino cuatro amantes de la historieta.
A la pareja padre-hijo anterior, habría que añadir a quien sugirió el tema del proyecto, el compañero Abel Prieto Jiménez--a la sazón Ministro de Cultura—quien soñó la idea de unir en cuadernos de historietas, la obra de nuestros narradores gráficos con artistas plásticos capaces de darle ese toque mágico de los consagrados a la popular y a veces menospreciada manifestación gráfica.
Estuve entre los historietistas convocados a participar y aquello me pareció fantástico, pero para que se materializara, en mi opinión había que conquistar con buenas razones a los pintores no habituados a este tipo de manifestación artística.
Por suerte conocía la vida y obra del pinareño Pedro Pablo Oliva,--el cuarto participante-- así como su admiración por el llamado Noveno Arte, según sesudos investigadores, quienes jamás han explicado cuál es el octavo pasajero detrás del Séptimo.
Aproveché uno de mis frecuentes viajes a la más occidental de nuestras provincias, para sugerirle esa posibilidad a Pedro Pablo, quien de inmediato mostró su agrado por un experimento capaz de elevar las ofertas gráficas del arte secuencial a niveles de mayor vuelo; pero a la vez, lo difícil que resultaría para él abandonar los temas que venía realizando con su obra personal. En mi modesta opinión, ése era el escollo que tendríamos que vencer en cada uno de los pintores convocados.
Mi respuesta fue tajante: --Olvídate de eso, mi proposición es mucho más sencilla. Confía en mi y facilítame copias de cada una de tus obras, o la mayoría de ellas debidamente digitalizadas, envíamelas a La Habana, que yo me encargo de armar el muñeco.

Más o menos la conversación giró en esos términos coloquiales que tanto nos gustan.
Ya de regreso a La Habana, recibimos lo solicitado a los pocos días. De inmediato mi hijo y yo, fuimos tejiendo la trama sin necesidad de recurrir a otras fórmulas argumentales. La propia obra de Oliva,  dividida en series como el circo, el malecón, sillones de mimbre, los apagones, la tacita de café, y la piedra en la cabeza, prefijaban el guión, pero sobre todo, el amor–así con mayúsculas siempre presente en todas sus obras, incluyendo una buena dosis de humorismo criollo y doble sentido.
Sin embargo la puesta en papel—una especie de rompecabezas sin pies ni cabeza-- resultó complicada, pero el intento era lo suficientemente atractivo. Una vez puestos para las cosas llegamos ilesos al final.
Pocos meses después el libro --breve pero satisfactorio--estuvo concluido y pudo ser presentado en la Feria correspondiente al mes de febrero de 2007.
Para sorpresa nuestra aquello resultó un éxito de taquilla o de venta--como prefieran considerarlo ustedes mis afables vecinos--si se tiene en cuenta que estábamos rompiendo esquemas temáticos, hábitos de lectura, infantilismo conceptual y otros lastres inherentes al género. Pero lo más sorprendente ocurrió meses después, al obtener Pedro Pablo Oliva el Premio Nacional de Artes Plásticas 2007 y la convocatoria para recibirlo oficialmente con una exposición monumental en el Palacio  de Bellas Artes entre el 7 de septiembre y el 31 de octubre de ese año.
¿Y saben ustedes cómo se tituló la misma? “Historia de Amor”. ¿Coincidencia, verdad?
Por eso durante aquel maravilloso acto inaugural, los cuatro que habíamos cocinado en Aceite de Oliva aquel amoroso libro nos fundimos en un abrazo fraternal.
Pero hay algo más que contar: En la primavera del 2011, invitado por mi hijo, viajé a Miami para conocer a mi primera nieta y coincidió que durante aquellos días, la prensa amarillista de la Florida arremetió contra dos de nuestros más queridos y prestigiosos artistas plásticos—como lo habían hecho años atrás con los maravillosos pavorreales de Mendive.
Uno de ellos era Pedro Pablo Oliva, el otro Agustín Bejerano: Fui testigo presencial de la campaña de desinformación orquestada contra ambos por la prensa floridana con repercusión en Cuba y el mundo. En los dos casos se tergiversaron  opiniones, se manipularon conceptos, se magnificaron los conflictos, con tal de dividir a nuestro pueblo una vez más. El tiempo con su paciente sabiduría se encargó de poner las cosas en su lugar.
La política no es mi fuerte, sobre todo en casos como éstos, donde surja la teoría del rumor y asome la oreja peluda de la intriga y la hipocresía; por eso no habíamos abordado el tema con anterioridad.
Ahora lo hago reiterando en todas sus partes lo que afirmamos en el colofón-epílogo de aquel libro calzado con la caricatura que le hiciera entonces al maestro Pedro Pablo Oliva.
Para los vecinos que no lo hayan podido leer, aquí se lo brindo:
“…En tiempos de batalla de ideas, universalización de la enseñanza y ser cultos para ser libres, el proyecto de llevar al cuaderno de historietas la obra de artistas de la plástica no era nada descabellado, y por eso, como fiel humorista gráfico, me sumé a la idea.
Pero, de ahí a formar yunta con el maestro Pedro Pablo Oliva constituía un privilegio y un reto. Tal vez dicha proposición venía de una vieja amistad, cultivada por más de veinte años, aunque para Gardel eso no representara nada.
Lo cierto es que, más o menos por esa época, un 1º. de enero visité por primera vez a Oliva en su humilde vivienda del Rancho, en Pinar del Río. La imagen de aquel encuentro no se borrará jamás de mi memoria.
Él personalmente, en camiseta y con un papalote en la mano, me abrió la puerta, excusándose por la tardanza pues tuvo que bajar de la azotea donde saludaba el nuevo año empinando su “chiringuita”. ¡Qué mejor prueba de la sencillez y humildad de ese guajiro natural, ya por entonces descollante en nuestra plástica.
Pero Pedro Pablo es una cajita de sorpresas, en esa misma entrevista me reprochó mi poca memoria, pues nos conocíamos de antes, desde sus comienzos cuando colaboraba en el periódico EL GUERRILLERO y pudimos compartir en los talleres  de Humorismo Gráfico que allí realizamos en los años setenta.
Con el tiempo, junto con su talentosa perseverancia, sus indiscutibles éxitos profesionales, su afianzamiento en las raíces autóctonas y su apoyo irrestricto a la promoción de nuevas hornadas de artistas locales, fue creciendo también mi admiración por alguien que ha podido reunir en un solo grano de maíz todas las glorias de este mundo.
Esa fue la razón por la cual, hace cuatro años me tomé el atrevimiento de realizarle  la caricatura personal que acompaña esta semblanza y es por eso también que ahora me atrevo a escribir el guión de esta versión libre basada en su obra con la técnica que el maestro WIll Eisner bautizara como arte secuencial y más conocida entre nosotros como simple historieta.
Por último, y como para confirmar lo dicho; mientras trabajábamos en este proyecto supimos del merecido otorgamiento a Pedro Pablo del Premio Nacional de Artes Plásticas 2006, por lo que nos sumamos con alegría a los que lo felicitan.
BLANQUITO…”
Ninguna ocasión mejor para homenajearlo que este 15 de enero de 2013, al arribar en su terruño vueltabajero a sus 64 años de edad y en plenitud de facultades.. Reciba pues este sincero abrazo digital con el cual Blanquito y familia se unen a los parabienes por el Año Nuevo que recién ha comenzado a gatear. ¡FELICIDADES HERMANO!

EN POCAS PALABRAS


 EL TÍO DEL CUENTO
La Casa de las Américas celebra en estos días la 54º. edición de su “Premio Casa”, un puente cultural que se extiende a todo el continente dando a conocer lo que más vale y brilla en este medio siglo transcurrido. Con él comienzan las actividades en saludo al Centenario del guatemalteco Manuel Galich, quien resultara otro pilar de la institución.
Al frente de ella, como un Alma Máter extendiéndole sus brazos a todos estuvo siempre Haydée Santamaría, la heroína del Moncada, y así se ha mantenido hasta hoy: La Casa no es un símbolo frío de piedra o mármol, sino, a su imagen y semejanza, un organismo vivo y creciente.
Además, no es sólo el hogar y refugio de los escritores: La música, la danza, las Artes en general, hasta aquellas manifestaciones marginadas por la burguesía con el cartelito de arte menor o artesanía, han sido también sus beneficiarios.
Un buen ejemplo fue algo que me impactó en mis inicios como caricaturista: Corría el año 1963, América y Europa se vieron fundidos en un libro antológico editado por la institución.
Sus beneficiarios: El caricaturista francés Maurice Siné y uno de los intelectuales más prestigiosos de Argentina y del mundo, Don Ezequiel Martínez Estrada, así calificado en el prólogo por otro grande de las letras, el cubano Don Lisandro Otero.
Con casi 70 años en las costillas y 32 libros escritos en su haber hasta entonces, Don Ezequiel nos sorprendió según el prologuista: “…en esta obra con la cual debutaba en la especialidad de humorismo gráfico…” Sin embargo, el más bisoño de los tres, Siné—joven pobre y tipógrafo de París, --coincidiendo conmigo en la misma procedencia--al poco tiempo se había convertido en un maestro de la sátira política y un  dolor de cabeza “para la farsa de la Quinta República y la megalomanía de De Gaulle, con sus blancos favoritos: Argelia y Cuba, sus pendones de guerra..”
Disculpen que me haya extendido en la presentación sin ir al pollo del arroz con pollo, o sea el libro, que bajo el título de “El verdadero CUENTO del Tío Sam” narra la historia de ese Gigante de las Siete Leguas, desde su nacimiento en las Trece Colonias hasta la numerosa neocolonización de sus vecinos, empezando por los más cercanos pieles rojas y el resto de inmigrantes e indocumentados después, hasta adentrarnos en la Guerra Fría. Para entonces no se había calentado tanto, pues vino cogiendo vapor después—entre otras cosas—debido al terrorismo mediático y el calentamiento global.
El volumen cuenta con alrededor de cincuenta dibujos satíricos y mudos de Siné—como se diría en Francia, sans parole-- apoyados en breves pero punzantes frases  del escritor argentino, traducidas a tres idiomas, --todos oficiales--para que en la ONU y su selectivo Consejo de Seguridad se den por enterados.
(Dibujo 1)…Hace muchos años, los Padres Peregrinos llegaron al Norte de América con la biblia en una mano y el fusil en la otra, para predicar a los indios la excelencia de la república, para arrasar  con los demonios y las brujas, y para fundar el Paraíso Terrenal.
(DIBUJO 2)…Y ésta es la historia verdadera, señoras y señores, del gigante que envejeció siendo niño y tuvo aterrada a la humanidad durante su adolescencia, debiendo considerarse apócrifas todas las historias de los juglares y pendolistas que lo presentan como el  Primero de los Caballeros de Industria o como el Último de los Mohicanos.
Para que no crean el cuento de ese Tío, hubiésemos querido reproducirlas todas, pero por razones de espacio, sólo hemos copiado  la portada, la primera viñeta y la última, con sus respectivas muletillas verbales, en una especie de entrante al plato fuerte que nos ofreció en sus cien páginas esa edición de la Casa de las Américas.
Según explicamos al principio, este cuento del Tío tiene ya cincuenta años de publicado y sin embargo, hay quienes se lo tragan todavía. ¡Allá ellos! ¡Que les aproveche!

Tula en pasaje a lo desconocido
Si en este 2013 aún quedan rezagos del machismo y la discriminación de todo tipo, a pesar de las luchas y los avances sociales obtenidos en nuestro continente y el mundo. ¿Qué podríamos pensar a mediados del siglo XIX en una colonia española con los atavismos étnicos, religiosos y de género, inherentes al sistema?
De ahí que el caso de Gertrudis Gómez de Avellaneda, aunque no el único en nuestro país, resulte sorprendente por sus implicaciones culturales, sociales y familiares.
Me explico: Cuando el sacerdote Ceferino de Silva ofició con esos nombres sus funerales el 1º de enero de 1868, en Santa María del Puerto de Príncipe, su ciudad natal—hoy Camagüey--la conocidísima Tula disfrutaba de su bien ganada fama como poeta, novelista, dramaturga y periodista en España; donde fallecería cinco años más tarde, el 1º. De febrero de 1873, es decir hace exactamente 140 años.
No se trata de un guión truculento, sino de circunstancias atípicas esbozadas en el título del trabajo según nos cuenta el historiador camagüeyano Silvio Betancourt Agramonte.
Resulta que eran hermanas: La mayor de ellas –también con cinco años de diferencia—vino al mundo el 2 de mayo de 1809 producto de relaciones extramatrimoniales entre Don Manuel de Avellaneda Taboada, Caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III y Comandante de Marina con María Soledad Cisneros; y así consta en la partida de bautismo suscrita en la parroquia de la Soledad por el presbítero José Antonio Machado, calificando a la niña María Gertrudis Anastasia como hija natural del distinguido camagüeyano.
No ocurrió lo mismo con su hermana menor Gertrudis Gómez de Avellaneda (Tula), hija de matrimonio formalmente legalizado y bautizada el 23 de marzo de 1814. La confusión se produce porque–la mayor--solo utilizaba el segundo de sus tres nombres—Gertrudis—y así se dio a conocer públicamente coincidiendo con su medio-hermana.
Se mantuvieron magníficas relaciones entre ellas a pesar de la distancia, lo cual se corrobora en el testamento de Tula suscrito en 1864, cuatro años después de haber sido coronada por su obra cultural en el Teatro Tacón de La Habana y cuatro años antes del fallecimiento de su hermana lo cual apuntamos al principio de este trabajo.
Pero volvamos a nuestra inolvidable Gertrudis Gómez de Avellaneda, conocida entre familiares y amigos como Tula. Fue y aún es recordada como una  de las voces más altas de la literatura hispanoamericana en el siglo XIX y el recuento de sus éxitos haría interminable este trabajo, alejándonos del nuestro objetivo que es, colocarla en tiempo y espacio como un caso excepcionalmente curioso.
Por lo visto en cuanto a la familia Avellaneda, no se daban las situaciones conflictivas que generalmente motivaban dramas y novelas decimonónicas y que los actuales culebrones televisivos explotan hasta el aburrimiento bajo el eufemismo de melodramas.
El éxito de “El Derecho de Nacer” original de nuestro Félix B. Caignet fue, sin lugar a dudas, el detonante cosmopolita de tanta copia al papel carbón, donde se repiten los “bastardos” brasileños, los “concubinatos” argentinos, y otras tantas latinoamericanas “cornadas que da la vida”, totalmente desfasadas en la actualidad, pero que todavía hacen suspirar a millones y llorar a otros tantos.
Pero hay algo más que agregar en este caso:
A mi no me lo crean, pero según testimonios orales no confirmados por el acucioso investigador Silvio Betancourt Agramonte y dados a conocer hace algún tiempo en la revista MUJERES por el colega Adolfo Silva Silva de la AIN, todo parece indicar que Don Manuel—el apasionado padre de ambas—tuvo otros amores considerados ilícitos, incestuosos o pecaminosos para la época y como consecuencia hubo una tercera niña de la cuál no se añaden datos de su nacimiento ni documentos oficiales, sólo que era mulata.
Los remito pues al comienzo para que al final—como diría Taladrid —saquen ustedes sus propias conclusiones.