No
pretendo hacer una super-crítica a la última super-entrega del super-popular
espacio televisivo de ese super-programa dirigido por Jorge Oliver, con
el cual finalizara el año exhibiendo el super-taquillero filme “Superman”.
Tampoco
a su frecuencia cíclica—de dos veces al año--pues entiendo que el super-colega cuenta con muy poco super-material
de actualidad para super-exponerlo en la pantalla chica. Disculpen el
uso y abuso del prefijo yanqui—super--tan en boga actualmente, con el cual se pretende medrar a costilla de nuestra rica lengua
española que da brillo y esplendor sin necesidad del supe-parche.
En tal caso, elogiar el esfuerzo
de Oli—como le llamamos cariñosamente--por divulgar un fenómeno que muchos
ocultan o no conocen y es la influencia entre dos géneros artísticos y
complementarios surgidos hace poco más de un siglo y es el origen casi simultáneo del Séptimo y
el Noveno Arte.
Todavía me pregunto: --¿Cuál
es el Octavo?
Comento esto tras el reciente
trabajo que publicamos sobre Mickey Mouse titulado “Mickey, un ratón de 85 años” pues
a la inversa de casi todas las producciones de cuentos y personajes para niños
y jóvenes, el famoso roedor no pasó del comic al cine, sino viceversa. Lo que sí resulta
cierto es que ambas modalidades del arte aplicado surgieron en una misma
época—fines del siglo XIX--y se influenciaron mutuamente.
Soy un simple dibujante gráfico
con alguna experiencia en una de ellas llamada historieta. Los grandes
cineastas, antes y ahora utilizan dicha técnica–-el story board--para esbozar
cada plano de sus guiones; cuadro a cuadro en el cine y viñeta a viñeta en
nuestra especialidad.
Hablando en plata, otras eran y son
las razones: Un buen dibujante de historieta puede reemplazar kilómetros de
cintas de celuloide, para lograr el efecto fotográfico deseado por el director artístico
o sus asistentes. Hoy los gastos se abaratan mucho más con la digitalización y
los efectos especiales logrados en computadoras.
Pero parece que el “patito feo”
de la familia no admite maquillaje: El
llamado comic strip en inglés, bande desineé en francés, o fumettis
en italiano, es sospechosamente conocido
como historieta en nuestra lengua; y el patronímico Historieta
viene a ser para mi una historia venida a menos, como resultaría también la noveleta
para la narración literaria.
Un buen ejemplo fue nuestra
firme posición hace algunos años frente
a colegas de la caricatura soviética influenciados por el realismo socialista,
que durante años la combatieron al colgarle el cartelito de ”arte
imperialista”, con lo cual—en mi opinión--daban la espalda a entablar el combate
también en esta esfera ideológica.
El cine en general y el dibujo
animado en particular, con las nuevas técnicas de punta, han adquirido gran preponderancia, mientras
que el comic ha quedado a la vera del camino. Tal vez por ser el”patito feo” de la familia,
igual que su sustento de papel--la prensa plana, el folleto o el libro—pues cada
vez resultan más caros y menos demandados
por la sociedad de consumo. Hoy vemos cómo emblemáticos representantes de la
gran prensa internacional como THE W3ASHINGTON POST van desapareciendo por
anemia perniciosa, provocando su infarto en los estanquillos o absorbidos por
corporaciones multipropósito.
Quizás el tema, en estos tiempos
de definiciones y debates, sea más necesario que nunca, pero no es nuestro
propósito abordarlo ahora, sino anunciarles una nueva sección que incluya
algunas curiosidades recién aparecidas en mis archivos del mundo de la Historieta: ¡Ya
ven como se repite y subrayo la dichosa palabrita!
Pues bien, a partir de ahora les
propongo este nuevo espacio titulado “Cuadro a cuadro bajo la lupa” que se
regirá por la definición ARTE SECUENCIAL, original del gran maestro
estadounidense Will Eisner—autor del popularísimo “The Spirit”. El
calificativo fue dado a conocer en su
libro homónimo; mucho más acorde con este género que la dubitativa historieta
impuesta por la costumbre.
He aquí un adelanto:
Si el mes de noviembre
marcó el debut de Mickey hace 85 años. El 12 de octubre de 1931 surgió
otro personaje que tuvo mucho que ver con la lupa del título. Era el detective “Dick
Tracy” bautizado así por su autor Chester Gould.
Recuerdo que entre sus innovaciones estaba el
radio-reloj, adelantándose más de 80 años al actual MP3, pero entonces solo
comunicaba con sus superiores de la
Central de Inteligencia. El pragmatismo típico de los Estados
Unidos permitía ubicar a los personajes de ficción en contexto y el famoso
investigador fue situado en medio del submundo mafioso de Chicago, asolado por
las bandas que contrabandeaban whisky y otros efluvios etílicos durante la
llamada Ley Seca.
La firma distribuidora de esos
“muñequitos”, la “King Features Syndicate” pagaba bastante bien a los artistas,
pero era dueña absoluta de los derechos de autor y tras la gran demanda en su territorio,
reproducía los comics a decenas de países como royalties con solo
traducir los textos que aparecían en los globos. La gran estafa según algunos o
el gran negocio para otros, hoy generalizados por la globalización neoliberal.
En una breve entrevista al gran
pintor y dibujante cubano Julio Girona, radicado durante algunos años en los
Estados Unidos, éste me confesó que jamás había realizado una historieta, pero estuvo
algún tiempo contratado por dicho “sindicato” para dibujar las letras de los
globos que traducía otro cubano, por entonces en Nueva York--Félix Soloni—periodista
que también vivió en la
Gran Manzana y al regresar años después a Cuba, pude
conocerlo en la redacción del diario EL MUNDO.
Dicha corporación estadounidense
no contrataba traductores del montón, sino a intelectuales capaces de aportar valor
agregado al producto en bruto, de ahí que en la versión extranjera se utilizaran
términos autóctonos y de pegada en los países a donde se dirigía esa producción
conocida económicamente como royalties.
Para mi el mejor ejemplo fue el
de un personaje de la serie “Dick Tracy” delincuente, tan
inmundo en sus acciones, como sucio, desgarbado
y churroso en el vestir--siempre rodeado de moscas--que respondía al nombre de “Don
Fó”. Durante mucho tiempo me pregunté de dónde sacaron los yanquis ese
apelativo tan genuinamente criollo. La respuesta surgió precisamente de su
autor en aquella íntima conversación con Girona.
Otra anécdota referida a los
populares personajes detectivescos, trata de su
imprescindible competencia en el mercado de los comics strips: El éxito obtenido por la serie “Dick Tracy”, hizo que tres años más
tarde surgiera otro de la talla del “Agente Secreto X-9” cuya primera tira el
1º. de enero de 1934, apareció en el EVENING JOURNAL.
Lo curioso es que este nuevo
agente de la autoridad venía avalado no sólo por la excepcional calidad del dibujante
encargado de la serie Alex Raymond, sino por el curriculum de su
guionista, Dashiel Hammett, ya reconocido por obras como ”El halcón maltés” o
“Cosecha Roja”, que marcaron un hito en el género policiaco, pues en
ellas no se cuestionaba --¿Quién apretó el gatillo-- sino --¿Quién
pagó la bala?, convirtiéndose así en el pionero de la novela negra en todo
el mundo.
Hammett escribió el guión del X-9
desde enero del 1934 a
septiembre del mismo año: Sólo 200 tiras.
Parece que ni la calidad excepcional
del texto, ni la destreza del dibujo cumplían las expectativas del marketing
exigido por sus patrocinadores con otros parámetros culturales, así que
Hammett abandonó la técnica del cuadro a
cuadro y continuó en lo suyo, mientras Raymond se hizo famoso con el personaje
de ciencia ficción “Flash Gordon” más conocido entre nosotros como “Roldán
el temerario” hasta que le dio vida a otro detective mucho más exitoso: “Rip
Kirby”.
Agradézcanle esta detectivesca
información al investigador del género Germán Cáceres.
En conclusión diremos que, para la Zafra de los 10 Millones, al
compañero Betán y a mi se nos encargó la tarea de crear un material didáctico y
ameno en apoyo a la misma. Tras un arduo trabajo de mesa, se nos ocurrió un
cuaderno de historietas que titulamos POL BRIX CONTRA EL LADRÓN INVISIBLE, aprovechando
la popularidad existente aún por el DICK TRACY de los “muñequitos” yanquis.
Aquí les ofrecemos una copia de la primera página del libro, cuya presentación
resultaba idéntica a la que normalmente había circulado en Cuba.
Sin más… Nos vemos pronto en un
nuevo cuadro a cuadro bajo la lupa…
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