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20 feb 2014

CORREGIR ES COSA DE SABIOS

No, queridos vecinos, la frase está correctamente empleada. Sabemos que no es exactamente lo que dice el refrán, pero ésta me vino a la mente al recordar mis tiempos imberbes como linotipista de el diario EL MUNDO, hace unos sesenta años, cuando me tropecé con unos compañeros de trabajo que respondían al cargo de correctores de pruebas.
Eran seres callados, anónimos, modestos, cultos, que pasaban inadvertidos ante el protagonismo del resto de los periodistas, editorialistas, reporteros, caricaturistas y otros profesionales del sector. Una rara especie de polillas detectivescas que descubrían el crimen de la errata oculta. A veces el asesino era el redactor, a veces el mayordomo—perdón--el linotipista.
Lo correcto es que el delito no quedara impune; por lo pronto, que no saliera a la luz pública en la próxima edición, y los que caían bajo el lápiz rojo de aquellos sabuesos del idioma sabían que no perdonaban.
Últimamente hemos notado cierto rechazo a utilizar una definición tan distinguida como el de CORREGIR ERRATAS, tal vez asociándola al sentido del olfato.
Por doquier aparecen cartelitos escritos así: SUBSANACIÓN DE ERRORES, como si se tratara más de un problema terapéutico que gramatical o mental.
Frecuentemente, ante una gestión oficial, uno tiene que hacer cola o fila--como dicen en el extranjero-- más de una vez ante el dichoso membrete de SE SUBSANAN ERRORES. ¿Qué marca la diferencia?  Dejo la incógnita en vuestras manos, porque para aquellos “viejos correctores” si equivocarse era fatal, no rectificar es de necios.
Toda esta larga introducción no es más que el ritual para hacerme el hara-kiri correspondiente.
Resulta que en un reciente trabajo titulado CUADRO A CUADRO (2) TARZÁN, sobre el famoso personaje de aventuras, el que se cayó de la mata fui yo, porque al referirme a la ciudad fundada por el autor de la serie, Edgard Rice Burrogh, escribí Tanzania en vez de Tarzania.
Inexplicable error de cambiar R por N porque en otras muchas ocasiones me he referido a la República Unida de Tanzania a partir de 1964 cuando se enlazaran Zanzibar y Tanganika en un solo país situado al este y centro del continente africano, con más de 50 millones de habitantes pertenecientes a unas 35 etnias.
También hay que contar con los inmensos lagos Tanganika y Victoria.Tanzania es famosa por la belleza de su territorio insular en el Océano Índico y en tierra firme por sus bosques su fauna, y sus accidentes geográficos, entre los que se destacan: El Valle de Riff y la elevación más alta del África, el Kilimanjaro, aquí representado.
La aclaración se la debo a un avispado vecino del blog que me escribió para recordarme que ya mi memoria está patinando. En un principio creí que todas las Nieves del Kilimanjaro, en un colosal alud, habían caído sobre mi anatomía, después, gracias a ser sepultado en vida, pude analizar fríamente la respuesta.
Por tanto, sean estas sentidas palabras de agradecimiento al oportuno subsanador de errores o corrector de pruebas, como gustéis.
Si rectificar es de sabios, los remito de nuevo al titular de este trabajo, para que como diría el colega Taladrid: “Saquen ustedes sus propias conclusiones”

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