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26 nov 2014

EL ÚLTIMO CASO DEL EDITOR


Pido disculpas a mis fieles vecinos por aparecerme ahora con unas “riflexiones” que se me habían quedado encasquilladas desde el pasado 17 de noviembre.
Resulta que hace unos meses en un encuentro entre colegas tuve la satisfacción de compartir con Neyda Izquierdo, Premio Nacional de Edición 2014, esposa y biógrafa del genial Luis Rogelio Nogueras con motivo de conmemorarse próximamente su 70º Aniversario.
Por razones ajenas a nuestra voluntad no pudimos hacerlo. Fue así que, precisamente el mismo día de su cumpleaños el diario GRANMA me sorprende con el trabajo titulado “Florecer sin falta” (Luis R. Nogueras 1945-1985) bajo la firma de la joven periodista Madeleine Sautié: --¡Quedé petrificado!-- ¡¿70 años?!
No me atreví a seguir con la idea de rendirle tributo al maestro hasta no asegurarme la fecha de su nacimiento con la propia Neyda, pero resultó imposible. Cuando en esta semana pude hacer contacto telefónico con ella, me aclaró que mi preocupación era justificada, pero ya estaba convencido de que podría ser una de esas bromas a las que Wichy nos tenía acostumbrado. Me explico:
Al hojear de nuevo el libro “El último caso del inspector” Editorial Letras Cubanas 1983 y catalogado como poesía mínima. Me di cuenta que se trataba de una selección de sus poemas apócrifos con lo que se burlaba del lector-cómplice, donde nos muestra una breve biografía-paródica de autores famosos con tal veracidad que podría engañar al pinto de la paloma. Y para más sorpresa la nota sobre el autor comienza así: “Luis Rogelio Nogueras. (La Habana 1945)…”
Por tanto, en mi opinión, la compañera Sautié quedaba absuelta por la propia confesión del autor, lo que me dio pie para el encabezamiento de este trabajo, pues el caso se escapaba de las manos del inspector, para colarse entre las del editor.
Ahora, en serio: Mi hijo Francisco P. Blanco Hernández, quien firma F.BLANCO para que no lo confundan con su padre, no sólo admiraba la obra del Wichy, sino que se inspiró en algunas de ellas, para llevarlas al lenguaje de la historieta. Por entonces (12-12-1985) se fundaba la Editorial Pablo de la Torriente, un viejo sueño del presidente histórico de la UPEC Ernesto Vera y entre sus funciones se le dio un nuevo impulso a las especialidades gráficas surgiendo populares publicaciones periódicas como COMICOS, PABLO, Y EL MUÑE.
Los estanquillos de prensa se llenaron de colorido y las revistas expuestas al público duraban menos que el merengue en la puerta del colegio, a tal punto que tuvimos la necesidad de crear un Taller de Historietistas Aficionados para reforzar el staff de profesionales ya existente. Entre esos alumnos estaba nada menos que Gerardo Hernández Nordelo, uno de nuestros Cinco Héroes, quien debutó en el MUÑE con su personaje, “Pepino y Cia.” Sorpresiva también fue la presencia de mi hijo Paquito quien se sumaba como un aficionado más, pero sin abandonar el aula en calidad de profesor nada menos que en la Academia de Artes Plásticas San Alejandro.
Todo esto ocurría allá por 1986 cuando la firma de Luís R. Nogueras pasaba a la inmortalidad al fallecer prematuramente de una penosa enfermedad. Es entonces cuando mi hijo nos sorprende con varias historietas que se salían del marco en que estaban encasilladas en Cuba por algunos detractores, mientras evolucionaban en todo el mundo con lo que se conoció en Europa como arte secuencial o novela gráfica y por otros como obra de autor, a la que se abrazó mi hijo con pasión. Así logró adaptar obras de autores famosos en versiones cuadro a cuadro como: “El anciano del Puente” de Ernest Heminway; “Cuentos de Policía” y “Crónica de una muerte anunciada” ambos de Gabriel García Márquez; “De los efectos de las bombas caseras”, de Sergio Ramírez; “Thelonius” de Leonardo Acosta, así como “Fábula de los tres hermanos”, canción de Silvio Rodríguez.

Pero el verdadero inspirador de todo ello lo fue sin dudas Wichy al serle adaptadas algunas de sus joyitas que él mismo llamó jocosamente poesía apócrifa, como el ya nombrado “El último caso del inspector”, pero no fue la única; a ella hay que agregarle “El hombre envidioso” (guión inédito para un dibujo animado del ICAIC) y “Una muchacha” poesía.
A lo largo de este trabajo hemos copiado las seis páginas de “El último caso del inspector” obra que en su momento causó gran impacto tanto en Cuba como en el extranjero, pero dejemos que lo diga el maestro uruguayo-argentino Alberto Breccia, quien vino al Primer. Encuentro Iberoamericano de Historietistas como Presidente del jurado al Premio Internacional: “La Palma Real” y en la entrevista sobre la historieta en Cuba formulada por Paquita Armas Fonseca para la revista Pablo en 1990 expresó: “…Tiene atraso por falta de información, no creo que por calidad…” Seguidamente la periodista le pregunta: “Sin compromisos, ¿pudiera usted señalar algún autor que le haya interesado?”.Breccia no lo piensa dos veces y responde: “A vuelo de pájaro, no con un estudio profundo, pienso que la historieta de Francisco Blanco (hijo), sobre un poema, marca un hito. Es una puerta que se abrió…”
Hasta aquí nuestro modesto homenaje al inolvidable Wichy Nogueras.(1944-1985).


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